Barcelona 1958

Desde pequeña he sido una lectora empedernida, pasión que me inculcó mi madre. Empezó comprándome tebeos y aprovechó una temporada en la que tuve que hacer varios meses de reposo, para comprarme mi primer libro. A los siete años leí Mujercitas y desde entonces no he parado. He perdido muchas horas de sueño. ¡No me arrepiento!

Leer y hacer ejercicio para mí es tan primordial como el agua. Si me falta alguna de las dos cosas, siento un gran vacío.

Empecé a trabajar muy joven, apenas tenía diecisiete años. Lo hice al acabar el Bachiller Superior con una idea clara de lo que quería ser. Entré en una multinacional del sector químico y una vez allí decidí compaginar mis estudios con el trabajo, cosa ardua y difícil. La diplomatura de tres años se convirtió en seis.

Mientras tanto me casé y tuve dos hijos preciosos. Mirando hacia atrás me pregunto cómo pude hacerlo todo a la vez: Trabajar, estudiar, parir, la casa, leer… El secreto estuvo, quizá, en que era muy joven. En la actualidad tengo un nieto de veinte meses que me tiene robado el corazón.

Tras trabajar en la empresa durante cuarenta años la vida me obligó a una jubilación anticipada a los cincuenta y ocho años. No me sentó muy bien. No echaba en falta el trabajo, pero sí la perdida de la relación social, la rutina y la obligación diaria. Me  sobrevino la tristeza y me ahogaba en casa, se me caía encima.

Un día empecé a buscarme actividades: Escritura creativa, mindfulness, meditación, pilates, yoga, un tándem inglés-catalán y aquazumba. Al año estaba tan estresada que reduje todo a tres cosas. Actualmente continuo con el Aquazumba, la meditación y la escritura.

En esos talleres de escritura empecé con mis primeros relatos y los fui repartiendo entre mis amistades. No tenía intención de publicar ya que, aunque me llena un montón, pensaba que mi carrera estaba hecha. Tanto me insistieron, que un día mandé un manuscrito a una editorial y me lo publicaron. Nunca lo había hecho con anterioridad, así que recibí una grata sorpresa y una inyección de autoestima.

En el cajón guardo tres novelas y varios relatos a la espera de ver la luz. No estoy segura de si algún día lo harán. Mi única novela publicada se llama Así lo viví… Así os lo cuento. Tengo otra ya acabada, en fase de corrección y espero publicarla en breve. Actualmente rescaté del cajón uno de esos textos escritos al principio y que, como novata, tiene muchos errores. Lo estoy corrigiendo con mucha ilusión porque creo que es una historia entrañable.

Como podéis ver tengo una jubilación muy activa. La lectura me sigue restando muchas horas de sueño y ahora se añade la escritura.